Comentario: Sitios baratos para comer en Madrid
Pequeñita e histórica casa de comidas, que ha pasado por diversos patrones y cocineros. Tres espacios: barra y 2 comedorcitos de azulejos. Cocina de carbón en la que se guisan sabores españoles, vascos y madrileños.
Barra a la entrada para tapear y dos comedores pequeñitos, que se abarrotan a diario con ejecutivos y vecinos de todas las edades (padres de abuelos incluidos). Los espacios están bastante aprovechados y cuando está llena de gente es ruidosa, por animada, aunque divertida, cálida. Si esto no le gusta, no vaya sobre todo en fines de semana. En estas circunstancias el servicio se resiente. Hay que reconocer que se come bastante bien.
Luis Barrutia, donostiarra, cambió comerciar con vinos y alimentos por cocinarlos. Es su pasión y sabe transmitirla a los clientes cuando toma la comanda y recomienda. La calidad de lo cocinado es buena, su relación con precio también y los vinos bien seleccionados, porque Barrutia sabe lo que se bebe. Por las noches, más gente joven, si cabe.
Especialidades: Tiernos torreznos confitados con puré de boletus y yema. Más que correcto salmorejo de remolacha con lascas de queso. También la ensaladilla rusa con escabeche es uno de sus recomendables entrantes.
Croquetas de berberechos, que mejorarían si la salsa de acompañamiento estuviese dentro de ellas. Mejores las de cabrales y brie.
Como buen vasco, la tortilla de Lequeitio está rica por poco cuajada y armonización de ingredientes: patata y bacalao ¿y algo de puerro? Rica la merluza rebozada. Buenos callos del 9, por melosos. La ternera al horno es de los platos más solicitados, la ves en casi todas las mesas. También gallina trufada La Peral y kaviar del bosque.
Sitios baratos para comer en Madrid
Comentario: comer a buen precio en Madrid
Una tasca contemporánea dentro de una tradicional y castiza, con una portada histórica de azulejos, que es una obra de arte. En el interior han mantenido la configuración original, que es muy racional: barra de mármol, zócalo clásico y adornos de la época.
Tras un arco lateral, un comedorcito de mesas bajas para picotear sentado. A continuación un comedor grande que conserva la atmósfera de otro tiempo.
Dentro, clientes del barrio y habituales, comen un buen menú a buen precio. Qué curioso, otra taberna donde las mesas ¡tienen mantel! Muchos de los guay y fashion con mayor valor añadido, no se gastan en lavandería... y a veces ni siquiera mantel individual.
Decimos habituales, vecinos y conocidos, porque los actuales dueños como los clientes son de Malasaña. Julián Lara de El Cocinillas, Sergio Ochoa de Corazón y el chef Pepe Roch, se juntaron para rehabilitar esta bonita y castiza taberna.
Fue inaugurada en 1920 con la marca Bodega Felipe Marín y Hnos. En 1960 vino su segunda época, Casa do Compañeiro, regentada por un matrimonio gallego ¡y un loro!.
De modo que casi 100 años después, comienza su tercera época con “todos” sus valores decorativos indemnes y algunas de sus últimas tapas.
Por cierto, de la última época, conservan el “yayo”, un vermú con ginebra, seltz, aceituna y twist de naranja… un nombre divertido y tan de moda últimamente.
Especialidades: Para picotear, entre por derecho a los que denominan en la carta clásicos de taberna, allí encontrará mejor disfrute. El pincho de tortilla está bastante bien. Posiblemente estaría mejor si las patatonas estuviesen más finas cortadas o un poco más rotas.
Correctos los boquerones en vinagre con encurtidos. Crujientes, cremosas y ricas las croquetas rellenísimas de jamón ibérico y trufa. Bravas correctas de fritura, con salsa de pimentón, aceite y alioli.
Agradables huevos rotos con langostinos (al ajillo). Ensaladilla rusa con bonito y langostinos. Salmorejo cordobés con queso de cabra. Alcachofas confitadas, quizás demasiado blandas y con sabor a plancha. Correcto steak tartar y cochinillo a baja temperatura rico. Buen arroz con leche y aceptable milhojas con nata y crema.
Raciones generosas y bastante buen punto en los platos. Correcta selección de vinos, con etiquetas interesantes, pero que una de las visitas no tenían en la bodega 4 de los solicitados. Servicio amable, cercano y eficaz.
Comer a buen precio en Madrid
Comentario: menú del día barato en Madrid.La historia de Paulino comienza en 1954 con un décimo de lotería premiado. Sus padres pasan de trabajar para otro a poner casa propia. Muchos años después, Paulino hijo, que estaba formándose en el extranjero, vuelve a casa a compartir la cocina con su madre por la repentina muerte de su padre.
Paulino de Quevedo llegaría en diciembre de 2003 y ha cerrado en mayo 2019. El local de Alonso Cano es lo contrario: mesas juntitas, todo un poco estrechito, pero mucha gente queriendo comer o cenar a diario. Muchos años dando de comer bien a familias de madrileños y con precios honestos.
Y ahí sigue Paulino cocinando con pasión, con un punto supremo de cocinero tradicional que vive para cocinar. Un cocinero que si le quitas las cazuelas le matas. Uno de los referentes de cocina casera de Madrid.
Especialidades: Cocina tradicional, mediterránea, puesta al día, aunque algún plato tratan de salirse del clasicismo.
Correctas alcachofas estofadas con pulpo. Menestra, honesta de producto, sincera de sabores y una salsa de caldo ibérico que amalgama el conjunto. Arroz meloso de pollo, clavado de punto. Un grano de arroz que no cede entre la lengua y el paladar; melosidad, sabor, intensidad y equilibrio. Ventresca de atún, delicada y perfecta de punto y de melosidad grasa. Saborazo del muslo de pollo, de gallo engallado, con una textura de carne hecha.
De los platos tradicionales que ya hemos comido en ambos restaurantes: la brandada de bacalao, lasaña de morcilla, fagotti de queso y pera, carrilladas de cerdo, las albóndigas de congrio al azafrán, las lentejas uno de los fijos, solo un día a la semana... calamares en su tinta muy notables, cogote de merluza, pollo campero en pepitoria, carrillada de vacuno al jerez, rosbif con pudin yorkshire y los callos espléndidos.
Y de postre, el arroz con leche de coco, la buena tarta de manzana, tartas de queso o de chocolate y la torrija, falta de profundidad y valores.
Dónde comer buenos menús del día Madrid.
Comentario: sitios baratos para comer en Madrid centro
Una casa de comidas de las más recomendables de Madrid, con unos de los precios más atractivos de la capital. Decoración sencilla con elementos del mundo del mar, una pizarra que muestra lo que acaba de llegar y un mostrador frigorífico que ofrece los productos destacados a degustar. No puede ser más fácil. Y claro, la gente viene a comer mariscos a precios populares e incluso carne gallega a los mismos precios, ya que una chuletona se tarifa a 18,50 €. Dan de comer ininterrumpidamente y cierran a media noche como mínimo. No hay quien dé más. El menú del día está muy demandado por los habituales de la zona.
Especialidades: Todo está como mínimo correcto. Mejillones al vapor, buen surtido de empanadas caseras, pulpitos de Ons a la parrilla o pulpo a la gallega, ricas zamburiñas a la plancha. Interesante tartare de aguacate, langostinos y berberechos, correctos chipirones a la parrilla. Refinadas cocochas de merluza rebozadas, a la plancha o pil pil. Las mariscada tiene una buena relación calidad precio y suelen ser muy solicitadas (42 € persona). Buenos pescados que elaboran con mimo y punto, como la ventresca de atún. Sobresaliente ternera gallega en diferentes cortes. Vinos de la tierra, gallega, claro.
Sitios baratos para comer en Madrid centro
Comentario: comer a buen precio en Madrid
Proyecto personal de un joven cocinero, para buscar su lugar en la restauración madrileña tras diversas experiencias de nivel. Alex Marugán trabajó la cocina peruana nikkei de Luis Arévalo y la peruana global de Omar Malpartida, como cocinero jefe del Barra M.
Carta corta con platos solventes y atractivos. Propuestas de temporada, sencillas, naturales, de mercado y personalidad guisandera de chup-chup. Su cocina también está influida por los dos cocineros referidos y por la cocina de México donde vivió y trabajo una temporada.
A principios de 2021 ha cambiado de ubicación, ha tenido que abandonar su pequeñito local del Mercado de Torrijos, por cierre. En el nuevo local ha ganado espacio, confortabilidad, luminosidad, amplitud de cocina y una pequeña barra a la entrada. Blanco en el techo, gris en las paredes y madera clara en suelo y mesas. Todo ello sencillo y funcional, pero muy correcto.
En cualquier caso, todas estas cosas a los aficionados de verdad a las cosas del comer, no les importa mucho. Saben a qué tipo de local van y cuál es su personalidad. Lo importante es lo del plato y cuánto cuesta. Y estos dos ingredientes tienen aquí una relación conveniente.
Todo se puede pedir por medias raciones y una gran parte de la carta por unidades (tacos, brioche, croquetas, torreznos, callos, etc.).
Especialidades: De aperitivo, magnífica cecina muy infiltrada de grasa, ricos torreznos y buenos tomates raf. Correctos espárragos verdes y blancos con crema de guisantes. Muy agradable la caballa con gazpacho verde, “picante a lo lejos”. Rosexatde raya con sobrasada: correcta, original y con buen punto. Este es uno de los fijos a comer.
Otro punto de interés son los tacos, consecuencia de su experiencia en México, y un sándwich de cabeza de jabalí, que se ha convertido en uno de los bocados deseados. Sobresaliente el de costilla, buen guiso. Y otro tanto por su buen sabor el de ossobuco pibil. También está muy rico Paquito: brioche de albóndigas de cordero lacadas, con shiitake.
Otro guisote de los fijos, los callos, con pata y morro (¡no el aburrido estómago tan madrileño!), estupendos y melosos. Por poner un pero a los que comimos, algo de sabor a pimentón crudo. Y dos cosas nuevas: el sándwich de cabeza de jabalí y la excelente costilla de vaca adobada y quemada, otro rico plato mexicano, acompañado por un buen puré de chirivía.
Muy buenas tartas: fina y cremosa la de queso, de las buenas. Y de chocolate, de liviano mousse refinado y sabroso. Ambiente joven y relajado. Buena selección de vinos en una carta que era cortita, pero que ha crecido, como el restaurante.
Comer a buen precio en Madrid