Comentario: Desencaja cambia carta y posicionamiento. Parecería que el éxito de su taberna La Tajada, con su carta adicta al picoteo y precios amables, le ha cambiado el chip a Iván Sáez. Tras 5 años de restaurante gastronómico, ha decidido seguir "el mismo camino": informalizarlo, concretar una carta de picoteo con medias raciones, disminuir el tique medio y renombrarlo solo en consonantes DSNCJ (¡uuuufff! esperemos que solo sea una “puesta en plato” gráfica, con lo que cuesta hacer una marca). También tiene un menú degustación al uso, aunque cada cual puede hacer el suyo. Y no el de obligado cumplimiento en muchos restaurantes. Otro cocinero más que prescinde de la pesada carga del gastronómico. La restauración, se ha convertido en un producto más de consumo en Madrid, y por habitual, la gente no quiere escoceduras de bolsillo semanales, ni disgustos tras la diversión. Trabajó en Zorzal y Zaranda y ya dirigió en Senzone, Lágrimas Negras y More. Académico en los procesos, tradicional en la concepción de platos, es un cocinero que busca el sabor. Cocina para añadir valores con fundamento, sensatez y criterio en la paleta de combinaciones. Una cocina de siempre, sincera y sencilla (como la personalidad del cocinero). Técnica, sin barroquismos, con sus ingredientes jugando su papel y un resultado bueno. Sala ya conocida, Barlovento estuvo muchos años en este alargado local, confortable y con un look de arreglao pero informal.

Especialidades: Algunos platos los hemos comido recientemente en la vecina La Tajada, con la que comparte profesionales, fuegos, cazuelas y tiempos. Grande y buena anchoa con su pan tostadito. Croquetas de jamón correctas, no muy cremosas, pero buena ejecución y sabor. Buñuelos de merluza con alioli verde, los de bacalao vecinos son cremosísimos y deliciosos. Espléndida vieira con crema de marisco y txangurro. Rico y tradicional el cardo con alcachofas en caldo de cocido y almendras. La caza siempre la ha bordado, por lo que si le gusta la cocina cinegética, recordará sus platos. Magnífico ravioli de ciervo con salsa topinambur. Sobresaliente y suculenta liebre a la royal, perfecta de textura y profundidad de salsa. También pappardelle artesano con torcaz y trufa; perdiz de campo en pepitoria, pato azulón, manzana y tamarindo. Los callos a la madrileña, por su suculencia, siempre fueron unos de sus platos populares deseados por los clientes. Morteruelo de Cuenca. Salmonetes escabechados, merluza en salsa verde con pack choi. De postre, dos platos muy bien hechos que están en todas las cartas: un cremosón flan casero y una sabrosa tarta de queso. Bodega interesante, bien seleccionada, incluidos vinos internacionales con buen listado de vinos por copas. Servicio profesional y amable, siempre queriendo agradar. Desencaja cambia carta y posicionamiento.