Para no equivocarse en Madrid

No beben ni calientamozas.

BLOG, LA BOCA MAGAZINE, Opinión











Llamar:

No beben ni calientamozas Como no venga una “revolución social” como hace años, lo del vino no lo arregla ni Dios. Ni los que estamos metidos en este mundo gastronómico oímos una palabra, sobre alguna reunión que hayan mantenido o vayan a mantener las agrupaciones que mandan en el sector vitivinícola español. Nada, ni un resumen de situación o interés por unir voluntades, ni siquiera el deseo de unirse para abordar el problema. La nada. A lo mejor es que no lo cuentan, pero lo dudo después de tantos años. Las cifras de consumo caen día a día y no pasa nada. Llevamos así no sé cuántos años y no oyes ni una sola palabra sobre el asunto, ni que nadie mueva un dedo para crear una estrategia conjunta para abordar el problema. La salida de todos es exportar para resolver el gran problema de consumo interno. Esta labor es fantástica y absolutamente necesaria, pero claro es solo la solución individualizada de cada bodega. Así y todo, es lamentable que sigamos siendo el país que más exporta graneles, con el rendimiento neto, o valor añadido por litro más bajo de Europa. Son otros los que lo meten en una botella y ponen una Lambrusco. Los 5 Mejoresmarca. Dicen que quieren introducir el vino en los jóvenes, pero no hacen nada nada culturalmente determinante para cambiar y evolucionar los arraigados hábitos de consumo de este colectivo. ¿Pero no hay nadie que se decida a concretar una plataforma de trabajo global para el conjunto de España? Es increíble la incapacidad de los españoles para unirnos y trabajar con un objetivo común, para resolver un problema de toda la industria. Lo de la revolución social lo decía, porque recuerdo que en la España de los muy últimos 60´S y primeros 70´S, las chicas cambiaron los hábitos de consumo por las bravas. Eran años de contestación al Régimen y el inicio del movimiento hippy. Corrían vientos de cambio generacional, de ruptura con lo establecido. Y aunque aquello tampoco llegó muy allá en términos globales de consumo, muchas chicas, pasaron de chatear con vinos semidulces como el Diamante, a hacerlo con los chatos de tintorro o clarete que bebíamos los chicos. Por cierto, menudo vino de pasto, ¡qué acideces nos daba al estómago! Ellas, accedían al los vinos dulces cuando abandonaban los refrescos dulces, fríos y gaseosos de la adolescencia. Además, era el vino que habían visto beber a sus madres. Hoy seguimos como entonces, la bebida de la mayoría de las jóvenes y no tan jóvenes, es la de su infancia: fría, dulce y con gas, y a veces, la clara. Hace años me congratulaba que hubiese entrado con fuerza en el mercado el lambrusco, pensaba que podría convertirse en el cooler español… y que una vez aceptado el sabor vino, pasar a los vinos de verdad sería “pan comido”. Pues craso error el mío, han pasado varios años y las cosas siguen igual. Y veo que por desgracia, el “lambrusco” no es un producto puente, sino simplemente un vino que se bebe con generosidad y que se ha quedado simplemente en un “calientamozas” Término popular que se utilizaba en la vieja Castilla, para denominar a los vinos dulces y fáciles de beber para las mujeres. ¡Que alguien haga algo! ¡El Estado nunca lo va hacer! Alguna ideas  rupturista, creativa, moderna, desmitificadora de valores caducos. Nuevos caminos para que el vino forme parte de la vida de los jóvenes.   Alfredo Franco Jubete.

LA BOCA MARKETING & COMUNICACIÓN, S.L. | EDITOR: Alfredo Franco Jubete

DISEÑO: Ángel Luis Sánchez • angeluisanchez1@gmail.com / Desarrollo: Datacom Soluciones Internet

INICIO ↑