Para no equivocarse en Madrid

Los tres huevos de los Austrias.

EDITORIALES -TENDENCIAS-, LA BOCA MAGAZINE, TAPAS DE LETRAS











Llamar:

No es que fuesen unos superdotados, que lo eran. Ni que el emperador tuviese “más huevos que nadie”, que seguro que los tuvo. Ni  que la historia atribuyese a alguno de ellos algún apéndice más, y por tanto capacidades desconocidas hasta el momento en este campo. (Por cierto, qué bonita y qué amplia queda esta palabra, “campo”, vamosvamos… muy llena de matices). En fin, que no va por ahí la cosa. Que el emperador era un superdotado, eso no cabe la más mínima duda. Es sabido que Carlos V entre su pronunciada quijada, tremendamente apta para la molturación de alimentos, y su blindado estómago, eran capaces de hacer tantas digestiones en un solo día como todo un regimiento. Bueno, o quizás, una sola digestión ininterrumpida las 24 horas del día. Son bien conocidos sus monumentales atracones cotidianos, a los que tenía muy acostumbrados a sus próximos. Pero a mí me produce Huevera. Los 5 Mejores.una gracia especial, el encuentro de los intestinos del emperador con el producto nacional bruto, en su desembarco en Laredo el 28-9-1556. Parece que comenzó por unas sardinas asadas por los propios pescadores. Como le gustaron mucho, se acercó a ellos y les preguntó qué valían aquellos ricos y sencillos manjares. Los pescadores le contestaron que nada, y el les contestó… y eso dais a vuestro emperador, un pescado que no vale nada… Total, que siguió su camino a Yuste y entre las vituallas que adquirió, había una gran provisión de ricos escabeches que parece le apasionaron ya en su primera comida. Y cuenta la crónica, que fue tal la cantidad de escabeche que comió, que estuvo de seguidillas unos cuantos días. Tan grandes debieron ser los “episodios nacionales”, que el 9 de octubre, tuvo que hacer un alto en el camino en Medina de Pomar, para que los sabios doctores taparan aquel despilfarro. A saber los kilos que se comió el pollo. Bueno, pues hablando de huevos. Que como en la casa de Austria, por genética, tradición y costumbre familiar se comía muy muy bien, los descendientes del emperador fueron de los más comedores de todos los reinos. Y para muestra, este divertido y curioso ejemplo. Resulta que se hicieron fabricar unas hueveras de tres huevos, parece que a la hora de comerlos, dos no eran suficientes. Hoy incluso pueden verse las  hueveras de tres huevos de cerámica, plata y otros metales, que fueron de uso personal e intransferible de los monarcas. Por lo que he leído, ellos fueron los iniciadores. De modo que esa tradicional frase gastronómica, que siempre se ha dicho en el mundo gastronómico, que los huevos son el único producto cuya unidad es el par… no era cierto para los Austrias. A lo mejor es que ellos también decían… cuando seas rey comerás tres huevos.   Alfredo Franco Jubete.

LA BOCA MARKETING & COMUNICACIÓN, S.L. | EDITOR: Alfredo Franco Jubete

DISEÑO: Ángel Luis Sánchez • angeluisanchez1@gmail.com / Desarrollo: Datacom Soluciones Internet

INICIO ↑