Para no equivocarse en Madrid

La iglesia motor de la industria salazonera mundial.

EDITORIALES -TENDENCIAS-, LA BOCA MAGAZINE, TAPAS DE LETRAS











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[caption id="attachment_31571" align="aligncenter" width="163"] Hardfishkur (eglefino)[/caption] En la época Medieval y siglos posteriores, el pescado cecial adquirió una importancia muy destacada en todo el mundo cristiano y la Iglesia fue la que más contribuyó a la fuerte expansión de esta industria salazonera. La exigencia de la iglesia en días de abstinencia provocó una reducción de la dieta durante muchos días al año. En el S.XIII y sucesivos, obligaba a comer pescado más de la mitad del año: 160 días de abstinencia en la Corona de Aragón y 120 en la de Castilla. A estos días, había que añadir los preceptivos 40 días y 40 noches de Cuaresma. En otros países cristianos, era similar. Legumbres, verduras, leche, huevos, y pescado cecial: pescadillas, congrios, pulpos, anguila, sardinas, arenques, esturión, delfín, sábalo, ballena, caballa, mújol y atún conformaban la dieta piscívora. Y en el XVI llegó el bacalao. La iglesia se identificaba con el pescado frente a la carne que era el pecado, la excitación que acababa en calentura mental y ¿promiscuidad? Los conventos, por obvias razones, consumían grandes cantidades de bacalao y otras especies afines. Y se especula con que al bacalao se le acabó denominando también abadejo, porque el abad era el que cortaba el bacalao.   Alfredo Franco Jubete.

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