Para no equivocarse en Madrid

Hemina, medida de vino.

EDITORIALES -TENDENCIAS-, LA BOCA MAGAZINE, TAPAS DE LETRAS











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  La hemina fue una medida de volumen muy utilizada en la vieja Castilla. Según la RAE, es una medida antigua para líquidos y áridos. También fue medida que se usó antiguamente en el cobro de tributos. Según la regla de San Benito era la medida de vino daban en conventos a los monjes para comer. También está acreditado que la regla monástica femenina, consentía que las monjas bebieran la tercera parte de esta medida, como ración establecida para los monasterios masculinos. Equivalía a medio sextario o 5 celemines. ¿Entonces cuánto mide una emina?

  • Sextario: medida de capacidad de líquidos y áridos, semejante a la sexta parte del congio.
  • Congio: antigua medida de líquidos semejante a la octava parte del ánfora romana. E igual a 3,281 litros.
  • Por tanto, si la hemina = ½ sextario. El sextario = 1/6 de congio. Y el congio = 3,281 litros.
  • Sextario = 0,5468 l.
  • Ergo: Hemina= 0,2734 l.= 5 celemines. ¡Uuuufff! Creía que no acababa.
  De cualquier manera esta era la regla de San Benito y punto. Nada hay que decir al respecto. Pero claro, también sabemos que no todos los conventos y monasterios, a lo largo de la historia, observaron bien todos las reglas de la Orden. Sobre todo en lo que a comer y beber se refiere. Recordemos como anécdota aquellos monjes, creo recordar que salmantinos, que tiraban los cerdos al río para “pescarlos” y así salvar la abstinencia. Seguro que es lo que bebían casis todos los monjes, pero un cuarto de litro me parece muy escaso para un fraile dedicado a labores agrícolas, a trajinar con ganado y cargar sacos. Y por qué no, también para uno de vida contemplativa, en una época que la viña y el vino formaban parte de la vida cotidiana de las personas, de los monasterios. Y sobre todo, lo que más me choca en cuanto a la observancia de esta regla, es que no recuerdo en qué fecha se estableció la obligatoriedad de comer en los conventos en silencio, mientras se escuchaba la lectura de libros piadosos. Esta regla fue de obligado cumplimiento en todos los monasterios y conventos. La razón de su imposición, eran las broncas y discusiones de los frailes durante las pitanzas, provocadas por la euforia que comida y bebida originaban. Un cuarto de litro no provoca discusión y menos de la mayoría de aquellos vinos, que seguro tenían una graduación baja.   Alfredo Franco Jubete.

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