Para no equivocarse en Madrid

Pulpazo.

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Pulpazo Excepcional e impresionante el pulpo que pude fotografiar este verano, pero no pude comer. Me hubiese gustado comprobar la intensidad de su sabor, la textura de su carne y ventosas. Yo suelo decir que en gastronomía no siempre lo más grande es lo mejor, pero hay que reconocer que en mariscos el tamaño, sí importa. Y en pulpos también, al menos en los tamaños convencionales. Este de la foto era tan grande, que el hombre que lo sostenía con el gancho, a penas podía con él agarrandolo con las dos manos a la vez. Para que no arrastrase los tentáculos por el suelo, lo sostenía casi a la altura del pecho y eso que la estatura del mesonero no sería inferior a 1,70 m. Un auténtico octopus de película del 007. Su nombre viene de polypus, muchos pies, sin embargo calamares y jibias tienen más, 10 pies (decadópodos). Octopus vulgaris, porque tiene 8 pies o tentáculos similares, provistos de 2 filas de ventosas. Vive mimetizado en su rocosa cueva y cuando sale a comer, anda, corre y nada a gran velocidad. Persigue a sus víctimas, crustáceos y moluscos, con gran voracidad. Sus predilectos son berberechos, almejas, zamburiñas, navajas y similares. Una receta que no me he atrevido a hacer nunca, es meter el pulpo en la olla exprés, ¡sin agua! Cerrarla, encender el fuego y esperar a... que no explote, claro. Parece que no solo no pasa nada, sino que es uno de los mejores procedimientos porque el pulpo se cuece en su propio jugo y sin pérdida de valores. También me contaron que un viejo marinero levantino o murciano, que hacía un arroz a banda o un caldero excepcional, por lo visto metía el pulpo en la "olla" y la cubría con una sólida tapa porque dentro estallaba la bomba atómica. Cuando se calmaban los chisporroteos, sacaba el pulpo del aceite, lo tiraba al mar y decía: "bueno, ya tenemos a punto el aceite, vamos a rehogar el arroz y echarle el caldo. La fórmula de cocción tradicional es de todos conocida, porque incluso la hemos visto realizar en vivo y en directo a las pulpeiras. Tras descongelarlo para que pierda la rigidez de sus músculos, se da la vuelta a la cabeza y asiéndolo por la misma, se meten y sacan los tentáculos, tres veces en el agua hirviendo sin sal para que se ricen. Posteriormente se introduce en su totalidad y se deja cocer durante unos 20 minutos. Se aparta del fuego para que no cueza y se deja así durante 1 hora para que se ablande más y conserve la piel en buen estado. Las patatas, se cuecen en el mismo agua del pulpo. Y se acompaña todo de un buen vino blanco.   Alfredo Franco Jubete.

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