Para no equivocarse en Madrid

Miel dulce ¡y venenosa!

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[caption id="attachment_47998" align="aligncenter" width="400"]Instrumento para catar panales Antiguo instrumento para catar panales de abejas[/caption]   La Apis mellifera, es sin duda el insecto más respetado de la creación. El eslabón de la cadena productora que más beneficios ha dado al hombre. Incansable productora de miel y polinizadora de plantas, fue incluso transportada a enclaves concretos para practicar o mejorar la agricultura. Tal es la veneración y el respeto que el hombre ha tenido por las abejas, que en la antigua Britania rural, existió la costumbre durante siglos, de informar y compartir con ellas los hechos importantes de las familias de los apicultores. De no hacerlo, la leyenda aseguraba que las abejas lo abandonarían. La miel se extendió con fuerza durante el imperio Árabe, entre el 600 y 800 d.C., pero también la iglesia católica aumentó muchísimo su producción. Sí, aunque parezca chocante y no relacionado. No por la miel en sí, sino por la cera para las velas de las ceremonias eclesiásticas. Además, era cera virgen producida por abejas vírgenes, lo que implicaba una connotación moral muy bien percibida por la iglesia. Por esta razón, la apicultura entró de lleno en conventos y monasterios de toda Europa. Y aunque en el "Libro de Hierbas", el chino Shen Nong escribió hace 2.000 años, que la miel era la medicina de más alta calidad y no venenosa", no es del todo cierto. En lugares donde haya una destacada concentración de azaleas y rododendros, la miel producida en ese entorno es venenosa. El néctar de estas plantas es altamente venenoso para los humanos, por lo que esta miel es altamente tóxica e incluso mortífera. No es muy habitual, pero en algunas regiones a lo largo del mundo, hay colmenas que se vacían cada temporada floral, para evitar envenenamientos accidentales. Además, afortunadamente la forma de la flor de las azaleas, impide a las abejas acceder al néctar con facilidad, por lo que acuden recoger el polen a otras flores más fáciles. Su origen parece que procede del templado Mediterráneo: África, Asia, Europa y en concreto, Egipto, Grecia, Roma. El hombre prehistórico, 10.000 años a. C. ya consumía panales de miel que se encontraba en el campo. Pero el nacimiento de la apicultura como tal comenzó en el Antiguo Egipto, más de 2.000 años a. C. Los egipcios comprobaron que si cataban los panales sin destruirlos, las abejas los reconstruían y continuaban su labor. En la tumba de Tutankhamon en 1922, se encontraron restos de polen y miel casi intactos ¡33 siglos después! Esto nos da una idea del poder de conservación de la miel. Por eso fue utilizada en las antiguas civilizaciones para fines médicos, cosméticos, como potente elixir e incluso para embalsamar cuerpos. La Iliada y la Odisea (S.VIII a.C.) ya nombra los productos derivados de la colmena. Un fluido que se crea a partir del néctar de las flores al combinarlo con una enzima (invertasa), que posee la saliva de las abejas. Debido a su poder como preservante, se utilizó como la sal y el vinagre para carnes, frutas y verduras. Y obviamente para endulzar, ya que posee mayor poder que la caña de azúcar. Su composición es: agua (15-20%), fructosa y glucosa  (+/- 60-70%), sacarosa y maltosa (+/- 7-10%) y otros azúcares (resto). Fue esencial en la gastronomía de las antiguas Atenas y Roma, donde mezclaban los sabores dulce, agrio, amargo y salado. La miel era el ingrediente que daba equilibrio a todos ellos. También la usaban para aderezar con hierbas. Un ejemplo es el vino, que no se consumía tal cual, sino que se mezclaba con agua, miel, hierbas, especias y resinas de plantas. Como todos sabemos, su uso principal es la pastelería y es un magnífico alimento que posee antioxidantes, vitaminas y encimas que regulan el organismo. Hay un gran número de variedades:

  • Monofloral: romero, tomillo, lavanda, naranjo, zarzamora, brezo, eucalipto... y muchas más.
  • Multifloral: de diferentes especies vegetales.
  • De sierra o montaña e incluso del desierto.
  Alfredo Franco Jubete.

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