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Carneval

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Hoy carnaval es disfraz y bailongo, en la antigüedad banquete. Pero hubo una época en que lo más importante era la comida. Se comía y se bebía como si no hubiese un mañana.
[caption id="attachment_60247" align="aligncenter" width="400"]Cochinillo segoviano Los 5 Mejores Cochinillo segoviano[/caption] Carnaaavaaal carnavaaaal…. carnavaaaal te quierooo… tariroriroro… tarirorirorooo… lalalalalalaaaa… Así hay que empezar la mañana y los artículos, cantando a la viiidaaa… cantando al amoooggg que hoy es San Valentín. Por cierto, vaya cursilada de gran almacén. Jamás la he celebrado. Pordioooosspordioosss… que esto no nos distraiga… A cantaaaarr… No hay que suufriiir no hay que llooraaar. La vidaaa es una y es un carnavaaal. Lo malo se irá todo pasará, las penas se van bailando… Pues esto es el carnaval y está muy bien que así sea, que la vida a veces es muy puta y si las penas se van bailando, a bailar como peonzas en manos de niños. Fiestas, cabalgatas, alegría, color, disfraz, glamour de chirigota… tambores tropicales, espectá-culos vibrantes, tragos complacientes, exóticos que hagan olvidar los tragos amargos del día a día. Hoy el carnaval es bebida, disfraz y bailongo. Pero hubo una época en que lo más importante era la comida. Se comía y se bebía como si no hubiese un mañana. ¡Que se acababa el mundo! El mundo de la carne de todos los días y a todas horas, la carne asada y frita. La cruda por entonces no se llevaba y la bíblica, no se prohibió nunca, era solo pecado de confesión. El carnaval era preámbulo de la cuaresma, y lo sigue siendo, claro. Significa despedida de la carne. Tiempos de ayunos y abstinencia, que eran muchos y duros. Era la privación del símbolo del buen comer. Según la Real Academia haplología del ant. carnelevare, de carne “carne” y levare “quitar”, calco del gr. ἀπόκρεως apókreōs. Del latín vulgar carnem-levare, que significa “abandonar la carne”. Es decir, los tres días que preceden a la Cuaresma. Obligatoria norma eclesiástica para los viernes de Cuaresma. Otra etimología posterior fue la de carne-vale, “adiós a la carne”. E incluso una espectacular del siglo pasado, que cuando lo he leído ¡me he privado! Una celebración pagana relacionada con la diosa Carna, ¡diosa del tocino! ¡Una diosa del tocino y yo sin conocerla! Pero qué es esto, que incultura tan brutal. Por más señas, la diosa es celta y lo es del tocino y las habas. La velocidad con el tocino, no tiene nada que ver, pero con las habas… y si no, que se lo digan a los catalanes con sus maravillosas habas a la catalana. [caption id="attachment_60249" align="alignright" width="250"]Tocino curado Los 5 Mejores Tocino curado[/caption] Todos participaban en aquellos carnavales, a todos les afectaba, claro. Y su lugar también era la calle donde se bailaba y se comía con ganas. En un escrito recogido por María de los Ángeles Samper sobre el Carnaval de Barcelona en 1616, refleja muy bien las tradicionales comilonas carnavaleras. Los actos públicos tuvieron lugar en la calle Ampe y en el Born. Se celebró un banquete popular en la calle de la Palla donde estaba situada la larga mesa “llena de mantecadas y pasteles, huevos y queso, platos de carne picada y pies, carnero hervido y asado, cabrito, volatería arroz y fideos a la cazuela”. Los bailes y fiestones también se realizaban, pero el banquete ocupaba un lugar importante y destacado en el tiempo y el espacio. La gente comía con la glotonería propia de la época. Era el contraste gula-hambruna de carne. Los actores principales: aves, caza y ¡cerdo! La maravillosa y deseada matanza estaba en sazón y lo que venía todo era desazón. Se acabaron los potajes y ollas con un cerdo dentro, las morcillas y los choris recién hechos… Volviendo con el escrito anterior, en Cataluña el plato tradicional de aquellos carnavales, desconozco si en algún pueblo de esta Comunidad se mantiene todavía, era una cazuela de arroz con cerdo, claro. Como si se tratase del tradicional arroz con costra ilicitano, el arroz se hacía con pies de cordero o cerdo, lomo, tocino y butifarra cubierto con una costra de huevos con azúcar y canela. Aderezo muy de la época. Los ciclos de la vida, pueblos y personas y los religiosos, siempre han estado unidos a celebraciones. Por eso se dijo siempre, que las carnestolendas, el carnaval era el triunfo de la carne, pero entonces y, sobre todo, de la asada y frita. Y que viva la diosa Carla, carnavalera hasta las cachas de tocino. ¡De qué van a ser las cartucheras! Una tostada de pan crujiente, con un trozo de tocino recién sacado del cocido: caliente, abriéndose temblorosa como un flan, brillante, de fino sabor… ¡uuuufff! No me extraña que tuviera una diosa.   Alfredo Franco Jubete.

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