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Toda la vida lamentándonos de no saber vender nuestros productos, pero en el S. XXI todavía no sabemos qué tenemos que vender. Seguimos sin definir qué es Marca España.

Así de crudo y de inconsecuente con nuestra queja. Los políticos hablan de ella como un genérico institucional, y hay que reconocer que les queda muy bonito, pero la Marca España no puede ser todo lo que dicen, todo lo que se produce en el país. Todo es nada. De modo que no sabemos lo que somos y a nadie se lo podemos contar... y así seguimos. ¿Qué es Marca España para un chino, un australiano o un canadiense? Nada. ¿Los americanos, tailandeses, vietnamitas, rusos, japoneses, austriacos o ucranios por un casual... tienen mejor idea de lo que España vende como país? No... algunos tienen ideas sueltas, pero no un posicionamiento de país. ¿Y qué les sucede a esos países que envidiamos porque sí saben vender sus productos? Pues que sus perfiles como marca país, están muy definidos desde hace ¡muuuchos años! El mundo entero sabe cuál es el posicionamiento de marketing de cada país. Es decir, qué comprar a: Italia: moda y diseño, y productos gastronómicos de la mamma. Alemania: máquinas tecnológicas, sólidas, duraderas e incluso bellas, para una vida más placentera. Francia: Glamour y lujo colmado de sensualidad y exclusividad, para una vida más hedonista. España: sol y playa, tapas, jamón, vino, toros, paella, flamenco, Real Madrid y Barcelona… El cliché, esto es lo que somos. Pero el cliché no es exportable ni hace marca, por muy exclusivos que sean algunos de los productos en él contenidos. Ergo… si no concretamos cuáles son los productos bandera y exportables, con valores únicos y diferenciales en el mercado mundial. Si no concretamos cuáles definen nuestra Marca País… seguiremos sin vender nada en el siglo próximo. Para mí el Concepto Marca España es este: las joyas gastronómicas más exclusivas de la gastronomía universal. La mejor despensa gourmet del mundo. Y el Fundamento que la hace única, que da credibilidad a este concepto exclusivo de España. Algo muy nuestro y excepcional que el resto del mundo no posee: La Dehesa. Cuna de una gran parte de estas joyas gastronómicas. Y "La Prueba del 9": fuera de España la cocina española nunca sabe igual. Sin el producto de la despensa española, los platos nunca son los mismos, siempre les falta sabor. [caption id="attachment_61899" align="alignright" width="250"] Pagos de Negredo[/caption] Dios creó el mundo y amaneció en la dehesa… La Dehesa, es la suma varietalis de lo español. La que fundamenta la mejor despensa gourmet del mundo, la unicidad de nuestra Marca España. La dehesa es la metáfora más bella y profunda de la vida en libertad, de la naturaleza feliz. Cuna de los grandes símbolos, de las mejores joyas genéticas y gastronómicas de la península ibérica. Es solo nuestra. Un ecosistema único derivado del bosque mediterráneo, constituido por especies arbóreas del género Quercus: encina, alcornoque, roble, quejigo y otras especies como, fresnos, enebros, hayas o pinos… Este es el mundo del pasto espiritual del mito toro. Y de la dehesa social: rito, hierro, tentadero… y un caballo español que se bebe los vientos en su orgulloso caminar. Cuando acaba la tienta, el rabo se convierte en cola de toro a la cordobesa. Pero en la dehesa también hay retintos, avileñas, moruchas… y otras razas que engordan y se engrasan comiendo el mejor de los mundos en libertad feliz. Hay algo común en caballo, toro y cerdo ibérico: son la aristocracia. El cerdo, sus scrofa ferus, venía de Egipto (4000 -2000 años a.C.) y centro de Europa. Llegó a la dehesa y entre rañas, paradinas, maleza, carrascas y jaras encontró el paraíso terrenal… ¡se comía el paisaje! ¡El maná caía del cielo! Ningún animal llegó a tanto. Se cruzó con el sus mediterraneus y nació el cerdo ibérico, que lo domesticaron, cristianizaron y lo llamaron negro. Pero lo peor de todo, fue la falsedad del ser humano. Qué animadversión más inmerecida, ¡qué crueldad! cuando le dijeron su futuro, su destino: no valía para nada, solo servía para ser nutrido. Su muerte era la vida de los demás. Y así sin quererlo se materializó el milagro, su carne infiltrada de grasa se convirtió en la obra de arte gastronómica más preciada de la creación. [caption id="attachment_61887" align="alignright" width="150"] Buey gallego 8 años[/caption] Para dar fe del milagro, en el Panteón Real de San Isidoro de León y en los frescos románicos del calendario Isidoriano, mostraron al hombre ¡en 1149! dando de comer bellotas a 3 cerdos de color negro, rojo y blanco. Y sin comerlo ni beberlo, devino en instrumento esencial para la subsistencia del ecosistema, que, sin el cuidado y poda apropiada de matorral, se impediría el crecimiento del pasto herbáceo y el tránsito de los cerdos. Sin ellos no hay dehesa. A propósito, en España tenemos 3 millones de hectáreas de dehesa, 2 de los cuales corresponden a las provincias de Badajoz, Huelva, Sevilla. Pero ¡un millón! de hectáreas pertenecen al centro sur y centro norte de España. La dehesa no está solo en Extremadura. Olivo y viñedo también forman parte de ella en diferentes provincias de España. La oveja merina es otra joya genética española única, procedente de estas fincas. No hay continente en el mundo que históricamente no aproveche su lana fina, suave y rizada. La carne sabrosa de sus corderos y la leche con la que en Extremadura elaboran otra maravilla gastronómica universal: las tortas del Casar y de La Serena. Otro de los mitos, de los mejores quesos del mundo. Pero también en otras comarcas, hay churras, castellanas, ojaladas… otras razas ovinas y otros quesos prestigio universal. ¡Somos el 2º país de Europa productor de leche de oveja y 1º en leche de cabra! Precisamente otra casta primordial en el aprovechamiento integral de este tipo de bosque es la cabra. Se alimenta de hojarasca y diferentes familias vegetales que ningún otro animal doméstico es capaz comer. Sus cabritos lechales con su sabor un puntito montaraz, son una delicia. Con su leche se elaboran quesos en diferentes partes de España: Ibores, Acehuche y Quesadilla en Extremadura. Sierra de Cazorla, Torta de los Montes de Toledo, Montenebro en el valle del Tietar. Quesos de cabra payoya en Cádiz, de cabra de Guadarrama en Madrid… y muchos más. La oca ibérica también come bellotas y gana concursos incluso de patés en la mismísima Francia. Miel de tomillo, romero, lavanda… setas, hongos, las deseadísimas ¡trufas! en encinas micorrizadas. Carbón vegetal y leña de encina o roble, esencia de los buenos asados. En definitiva, una naturaleza asombrosa, esencia de lo español, de la que dependen especies únicas que precisan de nuestro inequívoco compromiso para su protección y desarrollo del medio ambiente. Una auténtica gozada de géneros gastronómicos insuperables, que conforman un conglomerado único en el mundo al que cuidar y defender con pasión. [caption id="attachment_61888" align="alignright" width="250"] Espárragos[/caption] España es el parque temático gourmet de la gastronomía universal. Esto es la Marca España. Tenemos las mejores frutas, verduras del mundo. Sabrosas y delicadas se exportan a todo el mundo. Son tan buenas y exclusivas como los pescados y mariscos, que todos sabemos que son insuperables. El mejor de los mundos marinos, los más variados y sabrosos, los más admirados. Todo ello conforma el universo alimentario español, que se transforma en admiradas tapas y platos únicos e inimitables, gracias a la creatividad y profesionalidad de los grandes cocineros españoles, ya repartidos por el mundo. Todo esto es el Sabor de España, la esencia de nuestra Marca España. Y todo esto hay que contarlo por ahí fuera. Yo no tengo ninguna duda que es ésta la definición de nuestro posicionamiento como país. Pero si alguien piensa que es otra, que la defina y lo cuenten de una vez por ahí fuera, para que el mundo sepa en lo que somos únicos. A ver si dejamos de lamentarnos el siglo que viene.   Alfredo Franco Jubete. [caption id="attachment_61898" align="aligncenter" width="250"] Marca España[/caption]