Para no equivocarse en Madrid

Botín, el restaurante más antiguo del mundo

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“The oldest restaurant”: The Casa Botin was opened in calle Cuchilleros 17, Madrid, Spain, in 1725. Su fundador se llamaba Jean Botín y ¡era francés!.
  • El matrimonio Botín murió sin descendencia y un sobrino de ella llamado Cándido Remis, lo convirtió en “Sobrino de Botín”.
  • Hemingway, Jhon Dos Passos, Scott Fitzgerald, Graham Green, Frederic Forsyth se refirieron a Botín en sus obras.
  • Pérez Galdós, Gómez de la Serna, Arturo Barea, Indalecio Prieto y muchos más, hicieron del Restaurante Sobrino de Botin. Madrid calle de Cuchilleros. Centro. los 5 mejores. restaurante protagonista de sus escritos.
El texto en inglés, es lo que dice tal cual, el libro Guiness of Records. Le ganó la partida al que figuró durante años con este título, el francés “Le Procope”, que en realidad fue el café más antiguo de París, centro neurálgico de la vida literaria y filosófica de la capital francesa. Actores, escritores, revolucionarios y románticos, poblaban sus mesas a diario. En el siglo pasado, amplió su oferta como restaurante. Un cliente anglosajón, admirador de Casa Botín, se ocupó de corregir el error. Inició las gestiones que acabaron en la rectificación oficial del libro. En 1590 hay constancia documental de la existencia del edificio que alberga hoy Botín. Su propietario solicitó el “privilegio de exención de huéspedes”, cosa que consiguió mediante el pago de 150 ducados. Se trataba de un impuesto, que algunos propietarios de edificios de más de una planta, pagaban con el objetivo de no dar albergue a miembros de cortejos reales que venían a Madrid y no se hospedaban en palacios ni casas de nobles. Para situarnos en este tiempo, no hay que olvidar que hasta bien entrado el S.XVIII, por competencia desleal con otros gremios, en las posadas españolas no permitían vender carnes, vinos y otros productos similares. De ahí el tópico difundido de que en las posadas españolas solo se encontraba lo que traía el viajero. Y tal vez, de aquí también venga la costumbre de muchos asadores castellanos que eran a la vez carnicería y horno de asar. En Aranda incluso hasta los años 70, la gente compraba el lechazo y se lo asaban para la hora acordada. El restaurante más antiguo del mundo sobrino de Botin. Madrid centro, Plaza Mayor. los 5 mejoresEl texto en inglés, es lo que dice tal cual, el libro Guiness of Records. Le ganó la partida al que figuró durante años con este título, el francés “Le Procope”, que en realidad fue el café más antiguo de París, centro neurálgico de la vida literaria y filosófica de la capital francesa. Actores, escritores, revolucionarios y románticos, poblaban sus mesas a diario. En el siglo pasado, amplió su oferta como restaurante. Un cliente anglosajón, admirador de Casa Botín, se ocupó de corregir el error. Inició las gestiones que acabaron en la rectificación oficial del libro. En 1590 hay constancia documental de la existencia del edificio que alberga hoy Botín. Su propietario solicitó el “privilegio de exención de huéspedes”, cosa que consiguió mediante el pago de 150 ducados. Se trataba de un impuesto, que algunos propietarios de edificios de más de una planta, pagaban con el objetivo de no dar albergue a miembros de cortejos reales que venían a Madrid y no se hospedaban en palacios ni casas de nobles. Para situarnos en este tiempo, no hay que olvidar que hasta bien entrado el S.XVIII, por competencia desleal con otros gremios, en las posadas españolas no permitían vender carnes, vinos y otros productos similares. De ahí el tópico difundido de que en las posadas españolas solo se encontraba lo que traía el viajero. Y tal vez, de aquí también venga la costumbre de muchos asadores castellanos que eran a la vez carnicería y horno de asar. En Aranda incluso hasta los años 70, la gente compraba el lechazo y se lo asaban para la hora acordada. La génesis del restaurante La llegada de la Corte supuso un crecimiento desmesurado para Madrid. Quizás esta fue la razón que impulsó a un cocinero llamado Botín, que había venido a trabajar en casa de algún noble de la Corte de los Austrias, a abrir una casa de comidas en las inmediaciones de la plaza mayor. Pero ojo, pronuncie “botén” porque se llamaba Jean Botín y era francés. Por cierto, esto es importante, no le diga a nadie que Botín era francés. Arranque esta hoja una vez leída y tírela, que como trascienda a los medios gastronómicos franceses que el restaurante más antiguo del mundo lo creó un francés, la tenemos… hacen rectificar al mismísimo libro Guiness. De cualquier manera, si sucediera esto, le sugiero esta coartada… que mire usted “mesié”, que su mujer era de procedencia asturiana y claro, ya sabe, más tiran dos tetas que dos carretas y las de las abuelas asturianas eran de autor, no en vano sus nietas fueron amas de cría por media España. Con la Corte consolidada en Madrid, atraídos por la ostentación, el lujo y el dinero, afluyen a la capital todo tipo de banqueros, comerciantes, extranjeros y personas procedentes de otras regiones de España. En 1629 se reforma la plaza mayor y se convierte en un enclave comercial de primer orden: sederos, bordadores, zapateros, latoneros… Ribera de Curtidores, Plaza de Herradores, Calle de Cuchilleros… En 1725, abrió su pequeña posada el matrimonio Botín y realizó obras de reforma en la planta baja cerrando los soportales existentes. De esta obra quedó constancia en una piedra de la entrada en la que figura la fecha. Y de esta misma fecha es el horno de leña que aún hoy sigue ofreciendo los más auténticos asados de cochinillo y cordero. El matrimonio Botín, fundador del restaurante, murió sin descendencia y un sobrino de la esposa llamado Cándido Remis se hizo cargo del negocio que posteriormente pasó a llamarse “Sobrino de Botín”. El Botín contemporáneo Con la llegada del S. XX se hace cargo del restaurante la familia González. En esa época, solo la entrada y el primer piso eran pastelería y casa de comidas, el sótano era bodega y el segundo y tercer piso estaba destinado a vivienda. Tras la posguerra, los hijos de estos, Antonio y José, toman el mando y lo convierten en lo que es hoy, cuatro plantas con su singular y auténtico estilo de posada de otro siglo. En la actualidad el negocio está regentado por la tercera generación de la familia González, Antonio, José y Carlos, sobre los cuales recae la responsabilidad de mantener un negocio, que es el más viejo del mundo en su género.Restaurante Botín. Madrid centro, plaza mayor, los 5 mejores Por Botín ha pasado toda España y medio mundo. Todos los actores españoles y extranjeros que se imaginen, presidentes de gobierno, ministros, artistas, toreros... Es fácil encontrar a diario, americanos que vienen buscando el comedor donde Hemingway situó el final de su novela “Fiesta”. Americanos como Ava Garner, que emocionada por los cánticos de la tuna, comenzó a bailar encima de una mesa cuando entonaron el "Porompompero". El personal casi desfallece viendo a la espectacular diva, cercana, sensual y bella como nunca habían visto a otra igual. Es curioso que los tuneros hayan sido una constante ininterrumpida el restaurante desde el año 1959. A diario, pero sobre todo los fines de semana, se les puede oír sus conocidas canciones que todo el mundo canta y sus frases típicas: “Estamos todos... estamos, cual caballeros... cumplimos, a las mujeres... amamos, pero ante todo... ¡bebamos"! A Botín tres o cuatro veces por semana llegan al restaurante cochinillos segovianos y corderos del llamado triángulo mágico: Sepúlveda, Aranda, Riaza. Botín en la literatura Muchos escritores anglosajones se han dejado seducir por el tipismo de este antiguo restaurante: Jhon Dos Passos, Scott Fitzgerald. Graham Green, viajero tras la Segunda Guerra Mundial, paseó por España y escribió “Monseñor Quijote” y en uno de sus párrafos dijo: “…propongo que antes de comprar los calcetines morados nos regalemos con un buen almuerzo en Botín…” Frederic Forsyth, también menciona Botín en “El manifiesto negro”. Y el premio Pulitzer norteamericano James Michener, en su libro “Iberia” escribe: “… e iba a comer a un buen restaurante que se encontraba al salir de la Plaza Mayor, Botín, que data de 1725…” Y por supuesto, el referido Hemingway, que menciona a Botín en “Muerte en la Tarde”, “Fiesta”, “The sun also rises” y otros escritos. Le gustaba el asado a rabiar, fíjense cómo comía el pollo: “I ate a very big meal and drank three bottles of rioja alta”. ¡Se bebía 3 botellas de vino el solito! Bueno, en Cándido se comía todo un cochinillo y además del vino, se bebía una botella de brandy. Claro, luego escribía de corrido. [caption id="attachment_20540" align="alignright" width="250"]María Jiménez en Restaurante Botín. Madrid centro, plaza mayor, los 5 mejores María Jiménez en Restaurante Botín.[/caption] Benito Pérez Galdós, utilizó este barrio castizo del Madrid del XIX como escenario de varias novelas y artículos. En  ”Fortunata y Jacinta” escribe “…anoche cenó en la pastelería del Sobrino de Botín, en la calle de Cuchilleros…”. También lo menciona en “Misericordia” y “Nazarin”. Ramón Gómez de la Serna escribió numerosas “Greguerías”: “Botín es el gran restaurante donde se asan las cosas nuevas en las cazuelas antiguas”. “Botín parece que ha existido siempre y que Adán y Eva han comido allí el primer cochifrito que se guisó en el mundo”. También Arturo Barea en su obra “La forja de un rebelde” se refiere al asado de cochinillo de Botín. Y hay también una curiosa referencia del político y periodista Indalecio Prieto, que desde su exilio mejicano en su libro “Mi vida” cuenta una comida semanal y se deduce de algún modo lo apurado que andaba económicamente Julio Camba ”… al sábado siguiente, en una de aquellas cenas semanales en casa Botín a las que habitualmente concurría yo, con Julio Romero de Torres, Anselmo Miguel Nieto, Julián Moisés, Juan Cristóbal, Pérez de Ayala, Valle de Inclán, Enrique de Mesa, y otros artistas y escritores; Sebastián Miranda, queriendo hacer el pago ante testigos, devolvió los cinco duros de Julio Camba quien con ellos cubrió su prorrata en el coste de los cabritos asados y los sabrosos bartolillos que desde 1725 acreditaba el célebre figón de la calle Cuchilleros, viandas de las cuales hicimos abundante consumo.” Si no le gusta el asado, puede comer buen solomillo y lomo de cebón, buena merluza, singulares almejas a la marinera, chipirones en su tinta y otras muchas típicas especialidades de la España tradicional. Pero sobre todo, es un restaurante hospitalario, cordial y cálido al que se va sobre todo a disfrutar del ambiente y de la historia y “del mundo que nos rodea”. Mapa de la calle de cuchilleros. Madrid centro. Plaza mayor. los 5 mejores Alfredo Franco Jubete.

LA BOCA MARKETING & COMUNICACIÓN, S.L. | EDITOR: Alfredo Franco Jubete

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