La ruina del bacalao en el Bilbao de 1861.
EDITORIALES -TENDENCIAS-, LA BOCA MAGAZINE, TAPAS DE LETRAS
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Los vascos no descubrieron el bacalao, pero lo hicieron suyo para el mundo, lo consumieron y cocinaron como nadie en recetas suculentas y realmente únicas.
Hay una anécdota muy singular sobre "la ruina del bacalao", que Teófilo Guiard Larrauri cuenta en su libro “Historia de la noble Villa de Bilbao”.
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Bacalao a la vizcaína y pil pil, Taberna El Foque.[/caption]
Resulta que al puerto vasco llegaban barcos de bacalao a diario para surtir las cocinas de los bilbaínos y los españoles en general. Uno de sus almacenistas de salazones José María Gurtubay solicitó a su proveedor noruego en 1861, unos cuantos fardos de bacalao. Al escribirlo el administrativo encargado de llevarlo a cabo, en vez de los 30 o 40 fardos de bacalao previstos, concretó un pedido de 30040 fardos.
Y llegó la montaña de fardos para desolación, incredulidad y ruina del dueño. Pero como en la vida la lotería tiene muchas formas, la guerra Carlista comenzó y con ella la escasez de alimentos. El bacalao se vendió con rapidez al mejor precio imaginable. Yo que era una ruina cantada, se convirtió en una fortuna y en una de las más importantes fortunas de Bilbao.
Alfredo Franco Jubete.