Comentario: Comer bien por 30 € Madrid. A 50 metros a la espalda de Desencaja, Iván Sáez ha creado una taberna contemporánea. Un camino conocido que han recorrido otros cocineros destacados como él: 1 restaurante gastronómico + 1 taberna = 2 negocios complementarios, 2 posicionamientos, 2 rangos de precio. Y en este caso, además, sinergias y ahorros de 2 cocinas cercanas que comparten algunos productos, tareas, personal y tiempo. Iván es un cocinero con gran experiencia profesional. Trabajó con Martín Berasategui y en Zorzal, Senzone, Lágrimas Negras, More, hasta que creó su propio proyecto: Desencaja. En estas fechas está cambiado su nombre por DSNCJ. Quizás busca añadir, un nuevo emplatado con estética de modernidad, a un nombre naif. Y quizás un nuevo posicionamiento de carta y precio final. Sabores felices y cercanos en un bar de toda la vida, con hierros de colores para sentarse en alto y en bajo. Mesas del mismo tipo y una barra abierta desde primeras horas de la mañana, para atender las necesidades cotidianas del barrio, de clientes al menú del día (cada día con más adeptos) y de aficionados que van de picoteo, por rico y divertido, por sencillo y tradicional. Nada de creatividades, aquí la fortaleza es que está bien hecho.

Especialidades: Anchoas con pimientos asados y piparras, con buena conjunción de sabores por contrastes dulce / salado. Boquerones en vinagre, tradicionales de acidez, quizás un poquito más ácidos de lo deseable, con atractiva presentación y buena textura. También recomendable el matrimonio boquerón - anchoa, pimiento asado y piparra. Cremosidad y buen equilibrio de ingredientes en la ensaladilla. Las alitas deshuesadas con chiles dulces, confitadas y fritas, son de lo mejor. Siempre las tuvo en su repertorio. Solo correctas las croquetas. Estupendos los torreznos con revolconas: esponjosa y crujiente la corteza de aquellos. Muy cremosos y ricos los buñuelos de bacalao, juraríamos que es otro clásico de la casa. Correctos callos a la madrileña. Y muy buena la oreja de cerdo a la madrileña: confitada, frita y a la plancha, con salsa brava.  Sabemos que hacen buenos arroces de marisco con carabinero, incluso de una ración. Queda pendiente para otra ocasión, porque hicimos un aperitivo y una cena entre 4 y nos comimos "toda" la carta a base de medias raciones (el mejor camino). De postre, sabrosa tarta de queso y buen flan. Dos postres bien hechos, que vienen a formar parte de la lista habitual del mercado. En definitiva, cocina de siempre, de cazuelas y sartenes al fuego. Sencillez, sabor y buena ejecución. Carta de vinos corta, pero correcta y habitual en este tipo de bares. Comer bien por 30 € Madrid.