Comentario: restaurantes lujo de Madrid Inaugurado en 2019, encarna la continuación del mítico Jockey fundado por el nieto del general Martínez Campos, que contrató con gran acierto a Clodoaldo Cortés. Con el paso del tiempo, éste se quedó prácticamente con el negocio. La familia Martínez Campos mantuvo una pequeña participación y lógicamente el espectacular local de 1600 m en dos plantas, que nunca cambió de manos. En la planta baja un pequeño y atractivo bar, es una buena puerta de entrada gastronómica: un coctel tradicional, contemporáneo o de creación. Un gran comedor  elegante, creador de buen ambiente y relajación con una claraboya y dos grandes ventanales: al jardín interior con chimenea encendida y a la cocina. En la planta superior cinco reservados a los que se accede directamente desde la entrada. Elegancia, sobriedad, clasicismo, contemporaneidad y confortabilidad… y un gran listado de proveedores, consolidan el empaque de gran restaurante intemporal, no sujeto a modas ni estilos perecederos.

Especialidades: En lo gastronómico, algún homenaje a Jockey, que simboliza la prolongación de su espíritu con el nombre de Saddle. El cocinero Adolfo Santos dejó consolidado el proyecto, cuando renunció a principios de 2024. Su profesionalidad y su suculento currículum: segundo de Lakasa y Santceloni, contribuyeron consolidar el gran estilo de la casa. Un camino que crea fidelidad a una misma idea, incluso a través de algún plato histórico: callos, rodaballo y el jarrete de ternera homenaje a Santi Santamaría. Israel Ramírez, director del proyecto y sumiller, se encarga de crear y mantener una gran bodega de unos 1400 vinos, algunos de ellos, excepcionales reservas de grandes vinos franceses, italianos, alemanes, austríacos, portugueses, estadounidenses, y españoles. Gran hincapié en champagnes de 3 niveles y tres docenas de vinos por copas, para que cada cual tenga su camino. El menú cambia 4 veces al año, siguiendo estaciones y temporada a base de una y atractivas propuestas fuera de carta. Tartar de gamba roja con ajillo de sus corales, es uno de sus clásicos… como la anguila ahumada, con pencas de acelga y velouté ibérica al palo cortado: plato elegante, refinado y medido en su gran equilibrio. Pâté en croûte con verduras encurtidas: perfecto de elaboración y acabado, pero su baja temperatura estropeó la degustación. Estos productos grasos y melosos no se pueden comer tan fríos. Excepcional pichón Mont Royal con gnocchi de patata y albóndigas de sus interiores: gran sabor, gran punto y salsa excepcional. De postre, el soufflé Grand Marnier con vainilla de Madagascar y naranja, perfecto acabado en sala. Otros platos destacados: foie gras entier, callos homenaje a Jockey, mero salvaje con escabeche de aceitunas. Biscuit glacé, cítricos frescos y hierbaluisa. Otro asunto destacado, son los carros de panes con mantequilla y aceite, quesos y licores. Restaurantes lujo de Madrid