Comentario: Comer cochinillo en Madrid. En Madrid hay restaurantes que pasas por delante de su puerta y no hay nada que te impulse a entrar. Son “invisibles” para la gente que no pertenece a la historia del barrio donde habitan. Pero un día alguien te descubre que ese restaurante (1969) con el tradicional rótulo de hierro de "Asador" en la puerta, es bastante más que lo que cabría imaginar. Como su propio nombre indica, son segovianos, de Aldeacorvo. Y utilizan el horno que se trajeron del pueblo, que pertenecía a la panadería del abuelo de la madre cocinera. Un restaurante tradicional, sólido, familiar, con fundamento gastronómico en la cocina y unas ganas de agradar que supera lo habitual. Dos hijos, uno en la sala y otro en la cocina con la madre, que toda su vida, anduvo entre pucheros ejecutando platos con cariño y buen punto de acabado. El cocinero estuvo con Mario Sandoval en coque y aprendió a bordar los cochinillos y su crujiente piel. Sala clásica de asador castellano: piedra, madera, barro en el suelo y hierro en el aire. Bodega correcta con vinos interesantes y nuevos.

Especialidades: Comimos el menú degustación, todo estaba rico y bien hecho: estupendo el torrezno de papada ibérica, asado a la leña y frito; con corteza crujiente de grandes alveolos. Untuosa la croqueta de huevo frito y leche fresca. Muy agradable el steak tartar de salchichón malagueño poco curado y buen equilibrio de aderezo. Piquillo relleno de fina bechamel de bacalao y vizcaína lograda. Aceptable el foie mi cuit marinado en moscatel y manzana asada. Logrado de textura y sabor, el tentáculo de pulpo con buena salsa a la brava. Sopas de ajo, salsa americana y buen gambón. Plato correcto, sabroso y bien cocinado, con el huevo siempre tan enriquecedor y las sopas con el pan en trozo. Me gustan más las sopas de ajo avahadas, que han cocido mucho y lento, y el pan se ha convertido en una crema melosa. Excelente la cococha de bacalao guisada y panaderas de horno de leña. Impecable el cochinillo asado en horno de leña. De corteza dorada y crujiente espejo, con acabado jugoso de la carne. De postre correcta tarta de queso galmesano y azul de Valdeón. Comer cochinillo en Madrid.