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Langosta en Isla.

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Langosta de Isla

Isla pueblo, pequeña aldea cántabra que pertenece a la comarca de Trasmiera, está situado en un promontorio con bonita iglesia y atractivas casas de piedra que lo enoblecen. Siempre he pensado que la Cantabria interior con sus pequeños pueblos de espectaculares casonas de piedra de sillería, grandes escudos y aleros, es más bonita que la costera. Isla playa, junto al cabo de Quejo y distante del anterior, tiene varias playas destacadas, como las del Sable y La Arena. Aunque pequeñito, su oferta hotelera es muy interesante, por su ubicación en la misma línea del mar y la variedad de categorías. Isla tiene una especialización gastronómica destacada, unida a su historia y costumbres. Es habitual peregrinar hasta sus restaurantes reconocidos, para comer un cotizado y deseado producto: la Palinurus elephas, langosta europea y palinurus vulgaris del Cantábrico. Su nombre procede del mitológico Palinuro, piloto de la nave de Eneas, que fue arrojado al mar por el Sueño. Crustáceo palinúrido que vive durante el día en las oquedades rocosas y sale por las noches a capturar gusanos, cangrejos y otros animales o peces vivos o muertos. La hembra se reconoce por unos hilos membranosos que posee en los 4 anillos de la zona media del abdomen.  Uno de los más deseados mariscos, que cuando es grande y está en su punto de sazón, su carne prieta es sabrosa, intensa... ¡brutal! Esta de la foto, que era un gran ejemplar, con la pala del pescado era imposible cortarla, necesitamos de un cuchillo afilado para comerla, como si de una chuletona se tratase. La tradición manda en España comer las de Menorca en el pueblo de Fornells, donde la caldereta es el plato estrella y el mejor camino para pasarlo bien. Galicia tampoco podía faltar a esta cita. En La Guardia, incluso hacen una Fiesta anual de la Langosta, en julio, donde se comen toneladas de ellas. Bañugues es una pequeña aldea del ayuntamiento de Gozón, junto a Luanco, donde la gente va a comer langosta con verdura a Casa Máximo. Y en Isla, Cantabria, la tradición manda ir al hotel Astuy e incluso seleccionar o pescar uno mismo en la cetárea, la langosta que quiere que le cocinen. Pero hay algo que quisiera destacar desde el punto de vista de la cultura gastronómica. Cuando preguntas al jefe de sala, cómo comer la langosta, su respuesta es excluyente: ¡la langosta cocida! No hay duda ni alternativa.   Alfredo Franco Jubete.

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