Para no equivocarse en Madrid

Huevos duros, centenarios y balut.

EDITORIALES -TENDENCIAS-, LA BOCA MAGAZINE, TAPAS DE LETRAS











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HUEVOS "DUROS": CENTENARIOS Y BALUT. Ambos muy difíciles de comer por los occidentales. Centenarios, pinyin, pídàn o huevos recubiertos. Un producto tradicional con una gran historia popular. Su cáscara es recubierta de “barro”, es decir, un compuesto alcalino formado por cal viva, cenizas, arcilla, otros vegetales y minerales. Así envueltos permanecen durante largos períodos de semanas e incluso meses, dependiendo del tipo de elaboración. Tardan unos 6 meses en madurar y se conservan no más de un año. Suelen ser de gallina, pato o codorniz. Su aroma recuerda a un queso fuerte y su textura es gelatinosa. La clara es una especie de jalea y la yema semisólida, tiene color verdoso oscuro, jade oscuro. Los orientales lo consideran una exquisitez, pero su  sabor es tosco, salado, alcalino, sulfuroso, amoniacal. Se aligeran lavándolos y dejándolos que “respiren” un rato antes de ser consumidos. En todas las cocinas chinas es considerado un aperitivo que se toma prácticamente solo, con un aderezo de jengibre. En ocasiones en los hogares lo cocinan con cerdo y arroz. En Shanghai lo suelen preparar con tofu. BALUT es otro huevo poco convencional consumido en China, Filipinas, Camboya, Vietnan, etc. Un huevo de pato fertilizado y en estado embrionario. Se cuece, se rompe la cáscara con cuidado de que no se escapen los fluidos y se consume el embrión entero, generalmente con un poquito de sal. Ánimo que son muy proteínicos. Alfredo Franco Jubete.

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