Para no equivocarse en Madrid

“Dirty Dry Martini”. Mar de plata.

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    [caption id="attachment_47738" align="aligncenter" width="400"]... y unas gotas del agua de la ostra. Oficiando Javier de las Muelas. ... y unas gotas del agua de la ostra. Oficiando Javier de las Muelas.[/caption]   El fin de semana pasado en casa de unos amigos, el anfitrión presume de hacer el mejor dry martini (y lo hace muy bien). Le pregunté si nos iba a hacer su cóctel preferido y le dije que lo hiciera pero cuando estuviésemos todos, que yo iba a llevar algo para hacerlo. Y lo que llevé fueron, ostras, que solo descubrí cuando él sacó los instrumentos. Todos se quedaron estupefactos ante la propuesta, que no conocían, pero todos bebieron el cóctel, incluidas las mujeres poco bebedoras, que lo pidieron con el último trago para comer la ostra. Como ninguno de ellos había oído hablar del "dirty dry martini", les dije que re-publicaría un artículo de hace 3 años con la historia de este trago que me enseñó e hizo el mítico Javier de las Muelas. Y este fue el artículo: La teoría más cierta sobre la paternidad del dry martini, del martini cocktail, pertenece a un mítico camarero cubano, Martínez. Como él mismo dijo, lo descubrió “de carambola y por purito azar. Tras una noche de muchos tragos… ¡zás!, la voz de la resaca te sopla el secreto”. Hay otra teoría que se dice menos cierta y que procede del un tal Sr. Martini, bartender del Knickerbocker Club, Nueva York, a principios de siglo pasado. En cualquier caso, es el referente, el más consumido y deseado. El más sencillo. A sus espaldas, toda una historia, cultura y literatura apabullantes. Incluso es el único protagonista de grandes momentos históricos. Políticos, escritores, famosos empresarios, grandes hombres cultos han sido leales servidores del dry martini cocktail: Roosevelt se lo preparó a Stalin y no le hizo gracia… sin embargo Kruschev dijo que “era el arma más letal de los estadounidenses”. A Churchil le gustaba sin vermú, Ernest Hemingway se lo bebía por cubos y por lo visto con más ginebra 15/1 que la fórmula de aquella época 8/2. Fórmula que ha ido evolucionando mucho, desde el ¾ de ginebra ¼ de vermout dry, de Martínez, al 9/10 ginebra y vermú seco… o un “chispazo” sobre los hielos en el vaso mezclador. A Buñuel, auténtico experto, le gustaba con Noilly Prat en vez de Martini y metía copas, cuchara y vaso mezclador en el congelador. [caption id="attachment_47737" align="aligncenter" width="400"]La ostra y su agua lo hacen "dirty". La ostra y su agua lo hacen "dirty".[/caption] Grandes películas, iconos de la cinematografía mundial, nos han mostrado el ambiente de esos momentos únicos vividos en “los templos de la vida”, que llama Javier de las Muelas. Legendarios establecimientos, algunos de ellos auténticas catedrales, en los que los mitos de Hollywood se deleitaban con la liturgia del Martini cocktail. “Mi nombre es Bond, James Bond… agitado y sin twist de limón”. Templos de la vida únicos con la historia, ambiente y puesta en escena soñada, para recordar los mejores momentos de nuestras vidas. Momentos íntimos, esenciales, románticos, novelescos, lúdicos, dialogados, divertidos, familiares, parrandeados, apasionados… y todos ellos ligados a un cóctel de culto, del que hay tantas fórmulas como aficionados a él. Pero la que traemos hoy aquí es muy singular, el Dirty Dry Martini (sucio o manchado). Nunca lo había probado y he tenido el honor de que el propio Javier de las Muelas lo haya hecho para mí. Javier, que ya no oficia como bartender, es uno de los españoles que más triunfa fuera de nuestras fronteras, con un espectacular y brutal desarrollo de su DRY Martini by Javier de las Muelas. El muy americano dirty dry martini, consiste en echar una ostra recién abierta en el propio cóctel e incorporar a la copa un poco del agua de la misma, lo que "mancha" el trago.  Y añade un sabor marino, sutil y delicado que casa a la perfección. El “penúltimo trago”, es comerse la ostra con cuchara y tras saborearla, acabar con “el sucio o manchado” del final de la copa. En fin, es el placer de las pequeñas cosas de una vida, que cuando la llenas de detalles compartidos, es más vida. Crece por intensidad y satisfacción. Como ya he dicho en un artículo: “Compartir, vivir, amar, el paraíso terrenal”. Dirty dry martini. Alfredo Franco Jubete. [caption id="attachment_47739" align="aligncenter" width="400"]"Penúltimo trago". "Penúltimo trago".[/caption]

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